LIBROS: Justa
distribución del sufragio como poder
Lois
Estevez, José: Justa distribución del sufragio como
supremo poder, ed. Xunta de Galicia, Santiago 1998, 132
págs.
El autor es un fecundo intelectual de amplio espectro
cuyo centro de atención ha sido la justicia y,
últimamente, el Derecho público. Su reciente
investigación afronta el capital problema de la
intervención de los gobernados en la gobernación, la
llamada «representación» política.
El punto de partida es la proclamación de que junto a
los tres poderes clásicos -el ejecutivo, el legislativo
y el judicial- hay un poder superior a todos los demás
que es el poder de sufragio. ¿Cómo debería
instrumentarse? El autor critica la democracia orgánica
y, sobre todo, la inorgánica o partitocrática. En
especial repudia el procedimeinto electoral de las listas
cerradas y bloqueadas. Paralelamente, va señalando
muchas de las ficciones jurídicas y de las
arbitrariedades comúnmente aceptadas que califica de
«eufemismos mitificados». La parte crítica de la
investigación es extraordinariamente interesante porque
se aleja del pensamiento único o políticamente
correcto. No es un repetidor de tópicos, sino un
meditador racional y sin prejuicios partidistas.
Simultáneamente, el autor apunta propuestas para acercar
los procedimientos electorales y las instituciones
representativas a una más justa distribución del poder
de sufragio.
Puesto que el indiscutible ideal es seleccionar a los
gobernantes mejores, el autor no cree que el
procedimiento adecuado sea la actual cooptación que
practican las oligarquías de las cúpulas partidistas, y
propone una selección desde la base, en el nivel local,
donde electores y candidatos se conocen y donde se puede
comprobar la eficacia. Con los alcaldes de capacidad
probada se constituiría un escalafón para ulteriores
responsabilidades políticas. Así se iría formado un
cuerpo de gestores de la cosa pública que desde las
funciones municipales irían ascendiendo a las
superiores. Lo que, en definitiva, se propone es un
sistema de sucesivas elecciones primarias.
Los partidos podrían conservar la iniciativa de
presentar candidatos, pero en una lista nacional con tres
nombres por escaño para que los electores puedan
confeccionar libremente su lista personal de
preferencias. Otra propuesta es la de sustitución de la
provincia por la Comunidad autónoma como distrito
electoral.
Otra importante propuesta es la de un bicameralismo con
un Senado orgánico de «grandes juristas y
personalidades eminentes…, asiento de sabios,
expertos, expresidentes y viejas glorias de la
política».
Finalmente, el autor se enfrenta con una cuestión de
especial significación para su región: la
participación política de los emigrados españoles que
cifra en 1.800.000 en todo el mundo (los gallegos de
Sudamérica se-rían 400.000). Se propone una
reinterpretación de la legislación electoral y la
creación de una institución similar al Consejo Superior
de Franceses en el Extranjero.
Como es habitual en el autor, los análisis concretos, a
veces minuciosos, están apoyados en una filosofía del
Derecho.
Investigación culta y original que denuncia maquillajes,
contradicciones y quimeras jurídicas, propone
soluciones, e invita a pensar sin apriorismos sobre la
compleja problemática de la representación política.
Gonzalo Fernández de la Mora
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